La mirada amorosa cambia el mundo.
Llega primero a nosotros mismos, cuando nos tratamos con verdadero amor.
Amor que hay que aprender, para después entregarlo y volver a llenar el círculo perfecto de la propia abundancia.
La mirada amorosa es curativa, sanadora.
Y si miro lo positivo, lo positivo se hará grande.
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